El actor revelación
Menos mal... Andaba yo preocupado; pero que muy preocupado, porque me estaba viendo devorado por la tecnología; por ese mundo embrujado del Google, del Facebook, del Yahoo, del Youtube... y de toda la volcánica sinfonía de lo Digital y de Internet. Me sentía perdido y, qué pena, me rendía.
Ya no me valían para nada las históricas batallas del esfuerzo, del tesón, del mérito personal, y de la constancia en la voluntad, para alcanzar objetivos.
Andaba yo preocupado; pero que muy preocupado. Era como si la tecnología llegase a la Escuela o las Empresas, para devorar de un plumazo los esquemas de todas las Pedagogías, que tantos genios dieron, y nos obligaban a guardar, en los armarios de las aulas, los métodos y las didácticas con los que nos parecía haber alcanzado óptimos resultados académicos.
Andaba yo preocupado... Porque hasta me era ya difícil conocerme. Y la tecnología y las innovaciones me dejaban la duda de mi inteligencia y la de mis amigos. Nos gustaba, todavía, distinguir y recordar a aquellos alumnos “más inteligentes”, al estilo clásico, porque, ¡oh milagro!, sabían leer y escribir, sumar, restar y dividir, y sabían de memoria, aunque fuese con música gregoriana, la tabla de multiplicar.
Andaba yo preocupado, por estas cosas... Y de repente : Menos mal. ¡Me ha llegado un ángel! Me ha llegado un Ángel de los que dan paz. De los que quitan la sed. De los que ponen luz, donde hay oscuridad. De los que hablan del amor y del corazón. De los que reparten amaneceres y sonrisas. Me ha llegado un Ángel, que me ha hecho feliz; y ha hecho que me sienta inmensamente orgulloso de ser “persona”.
A Jesús Vidal, uno de los protagonistas de la hermosa película “Campeones”, le han nombrado actor revelación en los Premios Goya 2019.
Y no ha hecho casi nada. Jesús Vidal es discapacitado. Un 10% de visión, con un solo ojo, y un 100% de obstáculos, dificultades, problemas y muros que no puede saltar. Pero ha dicho cosas.
Ha dicho que adora a su padre. Ha dicho que se comería el mundo, si hiciera falta, por su madre. Ha dicho que nunca les podrá pagar el que le dieran la vida. Ha dicho que sería muy feliz, si tuviera un hijo, discapacitado como él, solo para que pudiera tener unos padres como los que él tiene.
Ha dicho que la Inteligencia que a él le importa es la del corazón, la de la comprensión, la de la tolerancia, la de no discriminación y la aceptación de las diferencias. Ha dicho que nunca pagará a su madre todo lo que le ha enseñado: A amar, a querer, a enamorarse de las artes y del cine, y de la cultura... Y le ha dicho a su madre que la quiere hasta morir por ella, porque le ha enseñado a ver, a él que está ciego, con los ojos de su inteligencia y su corazón. Y ha dicho a todos los genios del Cine, a todos los importantes que vestían galas y oropeles, “que se habían equivocado” al dar ese premio a un discapacitado. No, querido Jesús. No se han equivocado. Eres tú el que has acertado, y nunca te pagaremos el bien que nos has hecho.
Nos has enseñado la virtud de la gratitud; la necesidad de dar un beso, al que tiene hambre de cariño y de afecto, y la hermosura del apretón de manos, al que nos pide ayuda.
Gracias, Jesús Vidal. Me has desintoxicado de la tecnología. Me has enseñado, ¡qué suerte!, que la tecnología nunca podrá sustituir nuestro cerebro ni nuestro corazón. Y me has recordado, amigo Jesús, algo que leí, una vez, de un científico, y decía, más o menos, algo parecido a esto: Jamás las máquinas o las computadoras podrán expresarme lo que yo sentí, con aquel último beso que di a mi hijo, después de muerto; ni el que di a mi padre, antes de morir... Ya ves, querido amigo. Contigo, dicen, ha nacido una estrella de cine. No se han equivocado. Y es que, contigo, ha nacido “una estrella de la esperanza”.
Jesús Calvo
Colaborador de la revista El Santo
Publicado en el número de marzo de 2019