Trisomía cromosómica -III-
El “cultivo educativo y terapéutico del cerebro, no cambia la dotación genética, pero sin cambiar los programas que marcan los límites genéticos, actúa estimulando y mejorando las funciones, favoreciendo las circunstancias y por lo tanto haciendo mucho más asequible que todas las funciones que ejecutan las neuronas que se han “cultivado”, sean muchas más y mucho mejores.
Método para cultivar células biológicas (animales y plantas)
Los apicultores desarrollan su actividad estudiando, aplicando y llevando a la práctica métodos para estimular y favorecer la génesis de las abejas fabricantes de miel. La miel que las abejas depositan en sus panales, es un producto muy atractivo y satisfactorio para los seres humanos. Los insectocultores desarrollan su actividad estudiando, aplicando sus conocimientos y llevando a la práctica diversos métodos para estimular y favorecer la génesis de aquellos insectos que despiertan sus intereses. Facilitan con su actividad “los nidos” donde los insectos alcanzarán la madurez dentro del “nido”.
Los insectocultores venden por dinero, estos nidos repletos de insectos adultos preparados para salir al exterior, volar de flor en flor por los huertos y polinizar las flores que al ser fecundadas por la acción de los abejorros se convierten en deliciosas, jugosas y apetecibles frutas que luego recolectan los dueños del huerto y las trasportan hasta los mercados donde los minoristas las reparten y las exponen en sus puestos de venta. Los apicultores obtienen el fruto de su trabajo directamente de las abejas, vendiendo la miel a los consumidores de la misma, pero los insectocultores obtienen el fruto de su trabajo a través de una larga cadena de funciones coordinadas en los grandes mercados: la fruta.
Los cultivadores de neuronas, no venden a nadie su producto. Los neurocultores obtenemos el fruto de nuestro trabajo a través de la aplicación práctica de las conclusiones de nuestro estudio y nuestra experiencia. Con la aplicación de nuestro método, pretendemos favorecer el crecimiento de las neuronas tanto en cantidad como en calidad funcional. Estimulamos el desarrollo de las diversas funciones que las neuronas permiten al ser humano percibir los estímulos interiores y exteriores.
La percepción de los estímulos por parte de las neuronas, se conduce siguiendo las leyes de la electricidad, a través de los nervios sensitivos, incluidos los sensoriales (oído, vista, olfato, tacto, gusto) hasta el cerebro donde los estímulos de naturaleza eléctrica (luz, sonido, sabor,…etc) se convierten en sensaciones de naturaleza electroneurocerebral (miedo, empatía, alegría, irritación,…etc)
Ejemplo: El estimulo es la luz que capta el ojo y que el nervio óptico conduce hasta el cerebro donde la luz se convierte en imagen. Esto ocurre desde el principio de la vida, aunque resulta muy distinta la manera que tiene el ser humano de interpretar estas sensaciones a medida que va desarrollando su capacidad de análisis y comprensión. Porque una de las características más importantes de la dotación genética del ser humano consiste en la posibilidad de “madurar” y variar significativamente la manera de funcionar del sistema nervioso. En un ser humano sano y normal, la luz del sol (por ejemplo) actúa sobre la capacidad de la retina ocular, “activando” electrofísicamente su potencial biológico heredado a través de la dotación genética.
La acción estimulante de la luz sobre las células nerviosas de la retina, “produce” una corriente eléctrica que circula por el nervio óptico y que llega hasta una zona del cerebro que está especialmente preparada para activarse con las corrientes neuroeléctricas del nervio óptico.
Son las neuronas del área de la corteza cerebral visual las que se activan con las corrientes del nervio óptico, las que convierten en imágenes los rayos de luz que estimularon la retina. Estas imágenes se comunican dentro del entramado cerebral con otras áreas, las cuales, las interpretan, cada una según su constitución, y al final de todo este proceso: la luz del sol se convierte en sensaciones, emociones, vivencias y conductas.
Al principio, la percepción del estímulo, (la luz) que conducen los nervios sensoceptivos (el nervio óptico) hasta el cerebro, se convierte en imágenes y sensaciones (frío, calor, hambre, dolor)… pero con cada experiencia, el sistema nervioso de los seres humanos va desarrollando esta capacidad genética, que solo poseen los seres humanos y que consiste en hacer consciencia-conocimiento y por lo tanto modificarnos la manera de analizar el estimulo. Cada vez que un estímulo es conducido por esta cadena nerviosa, lo que interpreta el cerebro es distinto.
El fenómeno que yo considero como el más trascendente en la evolución de la especie humana, es la aparición de la consciencia. Hasta aquí, el cerebro de los animales superiores, funciona igual que el de los seres humanos, pero a partir del nivel de maduración cerebral de la consciencia humana, se produce la trascendental diferenciación entre:
-el “soy consciente, luego existo”
-y el simple, “experimento sensaciones, mi sensibilidad percibe lo que siento y los efectos de estas sensaciones y de sus consecuencias, pero yo no me entero de qué soy, ni de quién soy, y por lo tanto no tengo consciencia de mi existencia”.
Los sentimientos, las ideas y los pensamientos en el cerebro humano, se convierten en formas conscientes, controladas y voluntarias. Formas de identidad de cada uno de los seres humanos (YO SOY). Luego cuando ya se quien soy es cuando organizo mi conducta de acuerdo con mi identidad.
Las familias que hace muchos años, trajeron hasta mi consultorio a sus hijos recién nacidos, cuando supieron que eran portadores de una alteración genética (trisómicos), eran igual como los dueños de huertos frutícolas que van a comprar las cajas-nido que venden los insectocultores, donde abren las puertas de salida de los nidos artificiales para que los abejorros cumplan la función polinizadora propia de su instinto y conviertan el huerto de flores en hermosos cestos de fruta, igual que siempre pero mucho más abundantes. …y por lo tanto más rentable económicamente.
El “cultivo educativo y terapéutico del cerebro, no cambia la dotación genética, pero sin cambiar los programas que marcan los límites genéticos, actúa estimulando y mejorando las funciones, favoreciendo las circunstancias y por lo tanto haciendo mucho más asequible que todas las funciones que ejecutan las neuronas que se han “cultivado”, sean muchas más y mucho mejores.
El que cultiva neuronas, no mejora la dotación genética.
Actúa optimizando el entorno en el que se desarrollan aquellas capacidades que la genética natural ofrece al recién nacido y como consecuencia también se optimizan, los frutos que pretende obtener la educación con la optimización de la cosecha de todas las funciones neuronales que se obtienen “el día de la siega”, a nivel adulto.
La cosecha del que ha cultivado su cerebro es significativamente mejor que cuando con la misma dotación genética, no se acierta o ni siquiera se intenta, optimizar el entorno educativo en el cual se quieren desarrollar (“cultivar”) aquellas posibilidades genéticas con el fin de conseguir el mejor y mayor nivel posible de desarrollo de las mismas “el día de la siega”.
Dr. José Moyá